¡Buenas, buenas! Estoy de regreso en mi querida y abandonada bitácora, espero sepan disculpar el estado de letargo en el que quedó este blog en lo que va de año. Muero de ganas de que lleguen las vacaciones para retomar todos los borradores que están aguardando a ser publicados, pero no es momento de adelantarnos. Ha llegado octubre, y eso sólo puede significar una cosa: ¡Halloween! Se viene la noche más terrorífica del año, y en Vorágine de Palabras nos dedicamos a hablar de ficciones que podemos disfrutar los más asustadizos sin perdernos el clima de esta fiesta. Desde pequeña adoro ver películas cargadas de la imaginería de noche de brujas, pero ante cualquier jumpscare medio facilón ya me quedo perturbada al punto de ser incapaz de conciliar el sueño.
Esta sección comenzó enfocada en la animación, y aunque la idea es eventualmente incorporar también live-action, esta Vorágine de Halloween 2019 se queda en los dibujos en movimiento, ya que la edición del año pasado quedó truncada, pudiendo sólo recomendar un mediometraje. De hecho, ya que estamos, ¿qué tal si matamos dos pájaros de un tiro y también recuperamos otro especial de este blog? En efecto, señoras y señores, esta entrada es además la continuación de la lentísima Maratón DreamWorks. Aprovecho la ocasión porque el siguiente largometraje que toca es ideal para ver este mes. Sin más dilación, ¡comencemos con el especial!
Si bien está claro que no soy muy seguidora de esta transición de DreamWorks a la comedia pura, sigo reconociendo que es un estudio que da oportunidad a la variedad. Podemos tener una cinta plagada de humor referencial y celebrities como viene siendo la norma, pero también dan lugar a ideas ciertamente peculiares y personajes que, aunque no acostumbramos a ver en el cine familiar, se vuelven íconos muy queridos. En la maratón ya hemos comentado algunos, pero todavía nos quedan bastantes por conocer.
El caso que hoy nos ocupa, en cambio, es otro tipo de film. Wallace y Gromit ya habían demostrado en cortometrajes estrenados en los años 90 que son uno de los dúos más adorables de la animación. Con un par de Óscars encima y tras el éxito de Chicken Run, Katzenberg le pidió a Nick Park y su equipo de Aardman otra colaboración; esta vez trayendo a la gran pantalla a sus dos personajes más reconocidos. No sólo ganó un premio de la Academia (el único de la productora hasta la fecha aparte de Shrek), sino que extendió la popularidad de los personajes al público general.
2005 | Aventura, comedia, animada | 1h 25min | Nick Park, Steve Box | ★★★
En esta oportunidad, Wallace y Gromit son controladores de plagas de conejos en el pueblo, y están cargados de trabajo, pues se acerca la competición anual de verduras y todo el vecindario quiere asegurarse de mantener a salvo sus cultivos. Sin embargo, sus métodos pacíficos serán cuestionados cuando aceche el misterioso hombre-conejo, y Lord Quatermaine quiera resolverlo recurriendo a las armas. Gromit no tardará en darse cuenta de que tal vez las locas invenciones de Wallace hayan vuelto a generar caos, y le tocará una vez más resolverlo.
La premisa es bastante absurda, y las situaciones en las que se ven enfrascados los protagonistas son propias de la excentricidad de la comedia inglesa. Particularmente los habitantes del pueblo tienen líneas y momentos bastante graciosos, con muchos momentos de homenaje burlón a los clichés del cine de terror. Los propios directores calificaron a la cinta como la «primera película de horror vegetariana del mundo», y ciertamente esa afirmación ya sintetiza la película.
Cabe aclarar que la carga irónica se conjuga con la dinámica inocente del dúo protagonista. El carisma y carácter torpe de Wallace se complementa con las expresiones de exasperación y la resolución de Gromit, en donde el perro es el que se encarga de resolver los desastres del humano. Con un humor que surge de los silencios y los pequeños gestos, haciendo que la película no peque en ningún momento de grandilocuente, sin perder su personalidad en el camino.
Qué decir de la animación (¡la animación!). En una época en la que el CGI y el 3D dominan las salas de cine las producciones como esta suponen un soplo de aire fresco. Esta cinta tomó cinco años en hacerse, iniciando Aardman el proceso de creación justo después de finalizar su anterior colaboración con DreamWorks: Chicken Run (2000). Realmente se nota el esmero y trabajo en un resultado impecable, donde el movimiento favorece a la caracterización de los personajes y los gags.
A pesar del buen rato que se pasa viendo la película, dista de ser un trabajo redondo y pulido. La trama resulta bastante predecible, los personajes secundarios no son tan entretenidos y por ello quizás debería haber tenido menos duración. Problemas similares a los que tuvo la cinta anterior ya mencionada, y que no es de extrañar que se arrastratan dado lo cerca que estuvieron sus producciones. Aún Nick Park y compañía se encontraban dando sus primeros pasos en la gran pantalla, teniendo que adaptar su estilo narrativo al largometraje con una técnica de animación bastante laboriosa. Por ello no hay que restarles mérito y ver esta cinta por lo que es: entretiene bastante, hace reír y cuenta con unos protagonistas entrañables que hacen disfrutar de principio a fin, con guiños y pequeños detalles que hacen de Wallace y Gromit: La maldición de las verduras un deleite que aporta algo ligeramente diferente a lo que solemos ver estas fechas.