Favoritos 2018

Sí, voy a empezar esta entrada diciendo lo mismo que todo el mundo: ¡este año ha pasado volando! ¿Con qué más puedo comenzar? Apenas pude publicar unas entradas, no completé la maratón DreamWorks ni analice doce parejas. Los meses volaban, y cuando me senté a escribir la Vorágine de Halloween ya hacía días pasó la noche de brujas. Lo mismo con los animes de temporada, no los disfruté mientras se emitían y menos me puse al día cuando ya estaban finalizados. Fue complejo compaginar el hobbie, el blog y mi inicio en la universidad, por lo que no podré hacer esos tops de destacados del año.

A pesar de tanta desventura con el calendario, he visto películas, animes, escuchado música y leído lo suficiente para echar la vista atrás y comentar por aquí lo más memorable, obras que me quedarán en la cabeza por mucho tiempo y que merecen ser recomendadas. Algunas ya las conocerán si fueron leyendo las publicaciones «mensuales» de los mix, y otras (qué sorpresa) ni me dio tiempo a reflexionar para exponerlas como es debido. Así que aquí van mis preferidos que haya descubierto este pasado 2018 a modo de resumen de mi año en términos de entretenimiento.


Coco (2017)

Recuérdame, no llores por favor.

… Ya estoy llorando.

Poco he visto de lo que la Disney y Pixar han estrenado en la gran pantalla este año. Siempre que quise aprovechar el tiempo libre para ir a la sala de cine, ya era demasiado tarde, las habían quitado de la cartelera. Siendo honesta tampoco me llamaron la atención lo suficiente como para preferir sus films a cualquier otro, a excepción de esta película.

Si bien la historia tiene muchos elementos ya vistos, y giros bastante predecibles en general, estéticamente es brillante. No soy una devota del 3D, y creo que la dupla Disney/Pixar está rozando una monotonía con sus diseños bastante decepcionante. Sin embargo, la ambientación ayuda mucho a que Coco llegue a destacar. La presentación de México, sin ser tan innovadora, es atractiva, interesante y no se siente como un homenaje a medias.

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Además que tenemos a Pixar haciendo lo que mejor se les da: construír momentos que producen emociones muy fuertes. Nuevamente traen una historia protagonizada por humanos, y no pudo funcionar mejor. La rebeldía de Miguel aprovechada para hablar de la familia, el olvido, el éxito y el perdón cuando se llega al último acto de la cinta sin por ello aleccionar a la audiencia de manera lisa y llana. Se permite reflejar la complejidad que adquieren este tipo de relaciones de una manera que podría funcionar sin la existencia de un villano (Ernesto de La Cruz es lo peor de la película sin lugar a dudas).

Los temas alrededor de los que gira, el abordaje aprovechando la locación los he apreciado más en el segundo visionado. No es una visagra de la animación, pero está bien contada. No la considero una obra maestra, pero los sentimientos a los que apela y su maestría audiovisual bastan para que se vuelva de mis favoritas de este año.

Monthy Pyton

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Para los lectores no debe ser novedad esta mención. Y es que descubrí el trabajo de este legendario grupo y no puedo sino recomendarlo. No por ello aseguro que guste, ojo. Es humor ligado a la tradición británica, que a veces es ininteligible para quien no está familiarizado con su idiosincracia. Como cualquier chiste, depende del espectador si le da gracia, pero Monthy Python’s Flying Circus dejó una impronta tan perceptible en la comedia Occidental (sobre todo televisiva), y el humor satírico de Life of Brian o Monthy Python’s Holy Grail, que compagina cuestiones sociales con parodias de géneros cinematográficos son imprescindibles para cualquiera interesado en la cultura popular. A veces muy surrealista e irreverente, otras muy ligado a su época, crearon un sello tan distintivo que pythonesque es un adjetivo reconocido en inglés.

Si les gusta el cine, la comedia, o incluso la cultura pop, consideren imprescindible ver algo de los Python alguna vez. Eso sí, no empiecen por The Meaning of Life.

Mary Poppins (1964)

Prácticamente perfecta en todo.

Hay películas que uno, las haya visto mucho o no, pertenecerán siempre a la infancia. Eso no quiere decir que si uno las vuelve a ver no descubra aspectos más bien dirigidos a adultos que antes no eran perceptibles a nuestros ojos jóvenes. Pero son obras que son nostálgicas, en el sentido de que nos hacen sentir como si fuéramos niños otra vez, que captan esa noción del tiempo tan diferente que teníamos en nuestros primeros años de vida, además de las explicaciones del mundo distintas a las que nos querían decir nuestros padres y profesores.

Todo el mundo tiene en mente ciertas ficciones si leen esa descripción, a los que les tiene muchísimo cariño. En mi caso, ese perfil corresponde a Las aventuras de Winnie the Pooh pensando en la animación y Mary Poppins teniendo en cuenta la imagen real. (Casualidad o no la música de ambos estuvo a cargo de los hermanos Sherman).

Por supuesto, no he descubierto este film en el 2018. Cuando era pequeña mi madre me regaló el DVD cuando le había pedido el de Heidi. No recuerdo que haya sido de mis predilectas de la infancia. Pero las canciones y ciertas escenas quedaron en mi mente. Este año se iba a estrenar una especie de mezcla entre secuela y remake, por lo que quise revisitar esta película, considerada por la gran mayoría como un auténtico clásico, y de las mejores de la compañía Disney.

 

Tras tanto tiempo sin verla, puedo decir que me ha encantado. El aspecto artístico, aunque algunos efectos envejecieron bastante, es impecable y mágico. Los fondos pintados a mano, las tomas de Londres de principios de siglo XX, el anochecer en los tejados. Son escenas que a todos nos gustaría visitar. Si sumamos eso a la música encantadora y pegadiza, que por cierto no se toma en serio a casi ningún personaje adulto, tenemos una obra audiovisual maestra.

No contenta con eso, Mary Poppins cuenta con actuaciones sumamente enérgicas y carismáticas, sobre todo de Julie Andrews y Dick Van Dycke. Hacen que el paseo que supone la historia sea tan divertido, que de vez en cuando dan ganas de volver a este mundo que entre la parodia, la magia y esos momentos tan espectaculares que tiene, se queda contigo. ¿Qué mas puedo decir de este film? Supercalifragilisticoespialidoso.

Once (2007) y Sing Street (2016)

Aún me falta una cinta para ver completa la filmografía de John Carney, un director irlandés cuya filmografía siempre gira alrededor de la música, pues él mismo es músico. Aún así, creo que con estas dos alcanza y sobra para saber las características de su trabajo.

Ambas tienen protagonistas que encuentran en la música el medio para expresar todos los sentimientos y sensaciones que no pueden decir con simples palabras, y que con ese descubrimiento buscan hacerse un sitio en la industria. Hay escenas que se disponen de forma parecida (pienso en los ensayos de los grupos, con padres que les llevan algo para comer mientras disfrutan de lo que hacen). Pero hasta ahí las similitudes. Y es lógico, no tanto porque Once sea una película independiente que roza lo casero y Sing Street sea mucho más comercial. En mi opinión, las premisas toman distintos caminos por la edad de los personajes y sus vivencias. Mientras que en la primera, los protagonistas que no tienen nombre están buscándose la vida como pueden mientras intentan vivir con un pasado que los acecha; la segunda refleja la ilusión del primer amor y el valor de la familia y los sueños en la adolescencia. Es lógico que entonces los tonos de Sing Street sean más edulcorados, idealizados, cargados de la influencia que tienen los videoclips y el cine en la mente de Connor. Todo lo contrario que su antecesora, que no deja de ser tierna, pero su honestidad añade una carga amarga y realista.

¿Por qué las estoy agrupando es este puesto entonces, si en líneas generales son obras que dejan un sabor de boca diferente? Carney sigue siendo el artífice de ambas, y aunque los medios que emplea en cada una son distintos, hay una sinceridad que desprenden las dos que es cautivante. Es sabido que al escribir tanto Once como Sing Street, añadió aspectos autobiográficos. Asimismo, los actores son en su mayoría desconocidos, siendo sus primeros trabajos para el cine, y todos músicos (se agradece tener escenas en las que se nota que están tocando realmente los instrumentos y no aparentando). Todo eso ayuda a sentir menos una manipulación – bastante común en géneros como el romance o el coming of age – y más una historia orgánica, verosímil, con las emociones a flor de piel y una pasión por la música totalmente presente.

HunterXHunter (2011)

Monstruos temibles, criaturas exóticas, vastas riquezas, tesoros ocultos, mundos de demonios, tierras inexploradas.

La palabra «desconocido» contiene magia, y algunas personas increíbles son atraídas a esa magia.

Ellos son conocidos como cazadores.

Bien, aquí estoy haciendo un poco de trampa. Todavía no he terminado este anime remake del manga de Yoshihiro Togashi a cargo de Madhouse. Sin embargo, he visto lo suficiente como para disfrutarlo infinitamente. Voy con calma, pues es un camino largo que quiero apreciar. No diré mucho más porque aún no la he finalizado como para tener impresiones generales, además de que le voy a dedicar una reseña completa. Simplemente estoy encariñada con sus personajes, y deseo ver más aventuras de Gon y compañía.

Los comienzos del Studio Ghibli

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Si siguieron la pista de este blog durante el año, quizá hayan visto que comencé junto con Darijosanatus, del blog Cuatro Torbellinos Parlantes una travesía por la filmografía completa del estudio liderado por Miyazaki y Takahata, dos de las mentes creativas más aclamadas de la animación japonesa. En el 2018 hemos llegado a ver cuatro películas de su haber: Nausicaä del Valle del Viento, El Castillo en el Cielo, Mi Vecino Totoro y La Tumba de las Luciérnagas.

Todos derrochan personalidad, estilo, personajes entrañables y registros diferentes. Si tuviera que destacar los que más me marcaron han sido las que componen la dupla que se estrenó hace treinta años: las aventuras de Satsuki y Mei con Totoro en el campo y el sufrimiento por la guerra de Seita y Setsuko. Dos historias absolutamente opuestas (y de cierta manera complementarias, si uno piensa en la dinámica de los protagonistas) que te llegan al corazón. Visualmente asombrosas, son joyas de la animación que cambiaron la perspectiva que tengo del medio. Si nunca las han visto corran a verlas, porque ambas son una experiencia que no se pueden perder.

Sin desmerecer por supuesto a la apocalíptica Nausicaä… con una protagonista de la que me gustaría haber visto más y la fantástica El Castillo en el Cielo, que te lleva por una aventura por los aires excitante.

A Place Further Than the Universe

Dentro de los escasos animes estrenados este año que he visto, esta producción de Madhouse dirigida por Atsuko Ishizuka ha sido mi favorita. Arrancando a la par que el 2018, dejó el estándar sumamente algo para que otra la desplazara. Nadie esperaba mucho de una serie aparentemente del montón de un grupo de chicas adolescentes que quieren ir a la Antártida. Semana a semana fue conquistando a la comunidad otaku, con la amistad tan enternecedora que gesta entre las protagonistas, los obstáculos y las emociones que van surgiendo con las que muchos nos identificábamos, además de momentos cotidianos en los que se desarrolla una dinámica entre los personajes creíble y entretenida a partes iguales.

Sin hacer uso del fanservice ni peleas forzadas para meter conflicto, Sora Yoori mo Tooi Basho es uno de los mejores títulos que el estudio Madhouse ha animado en el último tiempo. Ojalá que también otorgue un giro en las series cute girls doing cute things plagados de moe.

Gravity Falls (2012)

Al menos una vez por año intento hacerme un hueco para la animación occidental, que actualmente viene cosechando numerosos éxitos con humor inteligente y mundos sumamente creativos. Esta vez fue el turno de esta serie de dos temporadas creada por Alex Hirsch para Disney Channel.

En contra de todo prejuicio que uno puede tener para con la cadena de televisión que la emitió, Gravity Falls es un gran serie que puede disfrutar desde un niño a un adulto. Con sus referencias culturales, parodias, homenajes, humor y personajes que rara vez son queribles en series para toda la familia. Los hermanos Dipper y Mabel son excéntricos, inteligentes cuya relación de hermanos está excelentemente ejecutada y sus aventuras juegan con el absurdo en un pueblo que, para el final, uno sabe que va a extrañar.

Los escenarios y los secundarios están bien construídos. Y es divertida de principio a fin, permitiendo que incluso los villanos más amenazadores te produzcan carcajadas.

El estilo de dibujo que tiene no me llamó la atención en un inicio, pero coincide con la naturaleza de la serie, además del uso del color y las formas bastante interesante. Es una carta de amor a los frikis irresistible, una de las mejores de la década.


Y esos fueron mis favoritos del 2018, que no dudaría en ver otra vez en el futuro. Fue un año en el que no dediqué tanto tiempo a la ficción como hubiese querido, pero que cada minuto que pude ponerme con ello fue un deleite. Que tengan un buen comienzo de año, espero que Vorágine de Palabras pueda seguir creciendo regularmente este 2019. Nos leemos.

Travesía Ghibli #3: «Mi Vecino Totoro»

Hace unas semanas hemos comenzado este recorrido por la filmografía del estudio Ghibli con Darijosanatus de Cuatro Torbellinos Parlantes. Comentamos dos filmes dirigidos por Miyazaki, con una historia fantástica en mundos absorbentes: Nausicaä del Valle en el Viento (1984) en este espacio, y El Castillo en el Cielo (1986) en el blog de mi acompañante en esta aventura. Ambas películas nos encantaron, y no podemos dejar de recomendarlas como cintas que te introducen al cine del aclamado director por la puerta grande. Verdaderos clásicos.

Sin embargo, ahora toca la primera gran cinta del estudio y del cineasta en cuanto a popularidad al menos, pues el espíritu del bosque – que según Miyazaki en realidad es un animal – llamado Totoro está en todas partes, siendo el principal ícono de Ghibli y un mega objeto de todo tipo de merchandising. Tratamos sin duda con un peso pesado de la animación mundial, y no va a ser tarea fácil.

Tres años atrás yo lo había visto, sin entender el motivo por el que éste gusta tanto. Darío experimenta esta historia por primera vez, así como con las demás obras producidas en Ghibli. ¿Qué impresiones nos ha dejado una película tan reconocida? Acompáñanos en esta tercera entrega de la Travesía para saberlo.


En los años 50, una familia japonesa se traslada al campo. Las dos hijas, Satsuki y Mei, entablan amistad con Totoro, un espíritu del bosque. El padre es un profesor universitario que estimula la imaginación de sus hijas relatándoles fábulas e historias mágicas sobre duendes, fantasmas y espíritus protectores de los hogares, mientras la madre se encuentra enferma en el hospital.

Fuente: Filmaffinity

Darijosanatus: No sé con qué palabras empezar para comentar este film. Siento por mi parte que lo que digamos aquí ya se ha dicho en las miles de reseñas, reviews o análisis que se han hecho sobre nuestro tan querido Totoro, película que como dice Faelyan, disfrutamos ambos de la misma manera salvo quizás pequeñas diferencias o en la propia intensidad de dicha emoción.

A Hayao Miyazaki le das un tomate que está cortado por la mitad de hace varios días y una lechuga pocha y te prepara la mejor ensalada que hayas podido probar en años, cómo que si le das un buen paquete de arroz de gran calidad junto a pimientos y demás verduras para realizar el denominado refrito, más pollo o lo que le quieras añadir al propio plato de arroz, y te realiza una paella genial, que no se te olvida en la vida que la has probado. Tiene unos aliños especiales o manera de cocinar que hace que, pese a la antigüedad o frescura y calidad de sus ingredientes logra unos resultados fantásticos e inmejorables. ¿Cuál es su receta para conseguir tremendos platos? Sólo lo sabe él y parte de su equipo de producción, nosotros sólo lo podemos intuir levemente pero sabemos que tienen algo de especial esas comidas tan ricas que nos hace.

De parte nuestra, vamos a intentar descubrir cuáles son las proporciones y los tipos de ingredientes que usa en Mi Vecino Totoro, la cantidad de aceite y vinagre que le echa, el tiempo que lo deja en reposo, si lo mete en el horno o en algún electrodoméstico que nosotros, o yo al menos, no tengo, no sé si la autora de este blog lo tiene, pero sí dice que sí seguro que nos engaña.

 

En primer lugar, la estructura de un slice of life que tiene. Este género en el anime se ha ido popularizando en los últimos años, y se define como una historia sencilla, sin una trama compleja pero llena de momentos emotivos, en la que te vas encariñando de los personas, de sus vivencias. Mi Vecino Totoro lo usa a la perfección y de manera muy natural, creando ese pueblo entrañable en plena naturaleza con habitantes completamente agradables y de buen corazón, acompañando a Mei y Satsuki en su día a día.

Por otro lado, y con el toque de ‘animismo’ que hasta ahora he ido viendo a lo largo de las obras de Miyazaki, se encuentra la magia aportada por el denso bosque donde Totoro vive en algún rincón, el cual puede aparecer en el momento que menos te lo esperas, pero eso sí, no todos pueden verlo y si lo intentas buscar probablemente no lo consigas encontrar. Las escenas de Totoro con Mei y Satsuki son esas situaciones fantásticas y excepcionales en las cuales le podemos ver, y sin ellas probablemente no habríamos visto al tan querido icono del ‘Studio Ghibli’ en la película.

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Podemos encontrar esa añoranza a la infancia a lo largo del largometraje, sin necesidad de artífices muy complicados, de manera completamente natural siguiendo el flujo de la propia inmersión dentro de la historia que se nos presenta. Así, y con ayuda un poco de las tan queridas niñas, podemos ver o al menos notar que Totoro existe de verdad.

Esta película consigue que los adultos vuelvan a ser niños por una hora y media, o por momentos al menos, y que los niños disfruten de toda la travesía imaginando a Totoro y creyendo que existe de verdad, que está en algún lugar muy escondido en el bosque más cercano nuestro y que cualquier día puede aparecer ante ellos y ayudarles en lo que necesiten. Una auténtica película familiar que merece mucho la pena de verdad y a la que no le han pasado los años, como suele ser habitual en las obras de Ghibli hasta el momento que yo he visto personalmente. Yo como Fae, me sentí completamente encariñado y deseando vivir en ese pueblo y cuando acabó la película sentí como había que volver de vuelta a la maldita vida adulta.

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Antes de cederle el turno a Fae, cómo no, yo no puedo dejar mi toque ambientólogo sin aparecer. Totoro aparte de ser el icono de ‘Studio Ghibli’ y la extraña criatura que habita en los bosques de esta película o protagonista de la misma, también es una especie animal. Fue descubierta en 2013 en Vietnam por los zoólogos Pavel V. Kvartalnov, Eduard A. Galoyan e Igor V. Palko entre otros, gracias a los datos moleculares y no por morfología, ya que las especies de este gusanito en concreto son muy complicadas de distinguir, y les pusieron el nombre de Totoro, Eoperipatus totoro en concreto se denomina la especie, ya que el gusano (los onícoforos) les recuerda al gatobus que usaba Totoro para desplazarse. Es que hasta en la ciencia, la zoología en concreto, llega la influencia de Miyazaki y sus obras, o más bien, difícil se hace no disfrutar de sus películas y no hacerse fan de ellas.

Faelyan: Previamente mencionaba que hace un par de años vi por primera vez las peripecias de estas hermanitas en su encuentro con Totoro, y francamente no me había gustado. Mi ojo occidental no percibía nada familiar en esta película, los personajes no me atraían y la criatura me parecía más extraña que encantadora. Además, todavía no sabía apreciar las sutilezas de los slice of life o los iyashikei. No necesariamente son géneros en los que se puede encajar a Mi Vecino Totoro, pero sus narrativas no se basan siempre en la clásica estructura de los tres actos, y no siguen los desarrollos a los que estamos acostumbrados en este lado del mundo. Por ello, en esta revisión cambió totalmente mi opinión de esta obra maestra.

La historia es simple, y eso permite que el film brille en lo realmente importante: el cómo se cuenta. Hay una naturalidad, una frescura y una gran personalidad atada a éste, que son los que hacen que sea tan querido por muchos espectadores. Sabe capturar muchas emociones: la nostalgia por esa infancia desenfadada, curiosa y por momentos mágica, sin dejar de lado las problemáticas que pueden surgir en el camino. Cada momento es importante, a pesar de que no tenga gran importancia acordarse el orden de los eventos, ni que los diálogos sean memorables. Es un largometraje que nos toca la fibra sensible de una u otra forma, apelando al medio que tiene a disposición, que es por supuesto la animación, logrando que sintamos gran empatía por los personajes llegando al fin de la cinta.

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Esto se debe en gran parte a que a su vez es una de las películas más personales del director. Basada en gran parte en su estadía en la ciudad de Tokorozawa, ubicada en la prefectura de Saitama, los lugares que recorría Miyazaki en sus paseos lo inspiraron fuertemente para contar esta historia. Asimismo, la madre del director había padecido tuberculosis (enfermedad que tiene la madre de las niñas según la adaptación a novela del film), lo que contribuyó a que las protagonistas fueran niñas, pues hubiera sido muy doloroso para el propio Miyazaki hacer la película si fueran hermanos en su lugar.

giphy5Asimismo, al no recurrir a fuentes como un manga o numerosas referencias a otras obras, como sucedió en las dos películas ya comentadas, la trama y el ritmo se sienten mejor manejados, generando una película sólida, que se valora más con los revisionados (y si no que vean cómo mi perspectiva sobre ésta dio un giro de 180° la segunda vez) además de memorable. Las escenas están desarrolladas de una forma muy cinematográfica, que usa muy bien su medio y que apela a nuestras emociones más primarias. ¿Quién no recuerda ese momentazo tan referenciado y parodiado de la parada del autobús? Esa atención a las pequeñas acciones de cada personaje, las interacciones cotidianas y el maravilloso uso de los silencios es algo que se volvería marca de la casa, y que sin lugar a dudas vuelven especiales a las películas producidas en este estudio. giphy6Ya no necesitan contar una buena historia, o seguir una estructura, sino que con su diseño, sus personajes y unas escenas perfectamente construidas ya se vuelven clásicos, pudiendo cualquiera encontrar algo con lo que enamorarse de sus trabajos.

Luego de este revisionado me queda añadir que no concuerdo con esa postura tan instalada de que en la cinta “no sucede nada”, o que “no es una típica historia”. Por más que tenga escenas con poco diálogo, o preste atención a situaciones habituales en un pueblo rural, Satsuki y Mei sí tienen algo que contar antes de toparse con el espíritu del bosque. Tienen un conflicto con el que lidiar mientras se adaptan a su nuevo hogar. Otro guionista lo hubiera abordado por el drama y la miseria; después de todo, estas niñas tienen a su madre enferma y para colmo su casa nueva se cae a pedazos. Cualquiera estaría tremendamente decaído. Esto es lo que me parece que muchos omiten a la hora de alabar esta cinta: su mensaje tan positivo, vitalista y que deja un impacto a cualquier edad. Las pequeñas con su padre encuentran diversión y momentos para desplegar su imaginación en cada rincón en el pueblo, por lo que el espectador siente una mezcla de nostalgia, entretenimiento, ternura y curiosidad frente al entusiasmo de las protagonistas, motivado por ese enorme… Totoro.

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Aparte del mensaje en sí, es algo a apreciar desde un punto de vista no japonés las decisiones narrativas que se toman aquí. No hay villanos, no hay un conflicto o amenaza en especial, no se intenta esconder a Totoro ni hay un enfrentamiento entre niños y adultos porque estos últimos no les creen. Resulta muy extraño ver esta película sin conocer el estilo del estudio, o siquiera sin estar acostumbrado a las series anime, porque termina sorprendiendo, al ver cómo no van por las tramas a las que estamos acostumbrados con largometrajes para toda la familia. Su desarrollo está basado en situaciones, en sucesos que no están muy condimentados por la tragedia, ni por un tono particular. Es, sencillamente, como la vida misma.


Además del planteamiento y la estructura de la historia, cada vez más alejada de la fórmula de película para toda la familia actual, los personajes constituyen un gran encanto del film. Son muy adorables y a uno le darían ganas de tener vecinos así en su ciudad o pueblo.

El padre es bastante particular a  mis ojos, pues pocas veces he conocido a un progenitor tan alegre, comprensivo e imaginativo como éste. La anciana del pueblo – un factor común en todas las cintas del realizador, al parecer – también es parte de ese reconfort: los adultos no son ni egoístas, ni incomprensivos, sino que son férreos secundarios que respaldan de forma asombrosa todo el tono de la historia. Normalizan y estimulan la fantasía desbordada de las niñas y las acompañan en sus alegrías. Incluso la madre, desde su desafortunada situación, se contagia del optimismo de los demás. Por su parte el nieto de Nanny aporta un elemento cómico bastante ameno, es el típico chico que tiene un crush infantil y que cada momento que aparece sabemos que nos va a hacer reír, incluso cuando no dice una palabra.

Las hermanitas, aún con las diferencias entre generaciones, capturan muy bien la esencia infantil. El encanto de Mei, que puede ser tan ruidosa y exploradora como un niño de su edad suelto en los campos, y la relación tan creíble que tiene con Satsuki hace que hasta nos olvidemos de la existencia de Totoro en numerosas ocasiones, son las que captan nuestra atención desde el comienzo de la película.

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Faelyan: Pido disculpas de antemano a los lectores. Me di cuenta de que es imposible hacerle justicia a las obras de Ghibli en cuanto a las visuales, somos totalmente ignorantes en cuanto a asuntos relacionados al diseño, la animación o el soundtrack. Sin embargo, tenemos en cuenta estos aspectos, ya que son tan relevantes como la historia y, como espectadores comunes, podemos notar cuando algo destaca. Después de todo los filmes animados no están dirigidos únicamente para expertos en la materia, ¿no?

En lo que vamos de Travesía, se percibe un cambio notable en cuanto al color. La paleta es más compleja, incluso más apastelada y con un trabajo en los fondos increíble. Luce lo suficientemente realista como para relacionarlo a una región no urbanizada, pero da un efecto maravilloso y mágico muy efectivo. Eso se lo debemos a Kazuo Oga, que con su trabajo refuerza esa impresión animista que ya ha descrito Darío en las anteriores entregas de esta sección. Es una nueva dirección a tener en cuenta, pues el director artístico contribuyó enormemente en la definición del estilo visual tan reconocible del estudio Ghibli.

Aquí también inicia una forma de usar la animación que es marca de la casa, pues a veces los personajes se mueven sin necesidad de justificarse en la trama. Mei intentando gatear sin pisar el suelo como su hermana, gestos o expresiones que no tienen una razón en el argumento, pero que construye de manera fenomenal a los personajes, y los hacen sentir reales y cercanos.  Es esa atención al detalle que fascina a tantos animadores occidentales, y que la audiencia nota de forma inconsciente.

La banda sonora estuvo nuevamente a cargo de Joe Hisaishi y, ¿qué se puede decir? Sigue aportando su dosis de atmósfera agradable, con sus armonías y acordes relajantes y fantásticos. El tema principal es pegadizo, como debería ser cualquier canción que quiere quedarse en la cabeza de los niños, aunque a mi gusto la introducción no es tan buena como las dos anteriores, pero tampoco es un problema, pues no puede explotar los elementos de fantasía que sí tenían esas.


Darijosanatus: Como hemos ido comentando a lo largo de la reseña, pese a que la propia autora del blog donde se va a subir esta entrada haya sido la que ha escrito más y me haya hecho la cama, dado de comer, lavado los dientes y demás como buena hermana mayor que es, Mi Vecino Totoro es una película en la que hay que sentarse y verla tranquilamente sin mayores pretensiones, en un momento donde te puedas olvidar de todas las preocupaciones y demás vaivenes de la vida para poder disfrutarla en su mayor pretensión, lo que no quita que otras no lo necesiten, pero en ésta es mayor la importancia a nuestro parecer ya que si no no se podrían notar esos matices: volver a recordar esos momentos de tu infancia donde jugabas con cualquier cosa, sin ningún límite a nuestra imaginación; disfrutar de esos bellos diseños y exquisita animación creada por todo el equipo artístico, con todos esos geniales paisajes y absorbente naturaleza, todo orquestado por el que ya sabemos quien es; querer a Mei y Satsuki con todo nuestro corazón y abrazar a Totoro si es que alguna vez le vemos, que seguro que tendremos suerte y si le veremos. Por todo esto y más cosas que se nos olvidarán en estas últimas palabras, hemos disfrutado de una gran película como es ésta, la tercera de nuestra travesía, que ojalá la sigamos con una mejor frecuencia y no nos desviemos demasiado.

Faelyan: A mí me queda advertir al que va a visitar a las niñas y a Totoro por primera vez que el hype y las múltiples alabanzas con las que cuenta el film son totalmente merecidos. Quizá les pasa como a mí, que eso generó demasiada expectación que fácilmente causó una decepción, pero en un revisionado o algún tipo de reflexión al respecto se darán cuenta de que el problema no es la película, si no lo mucho que difiere del estándar de película infantil actual. No termina con una canción pop, ni sigue esas tramas ya mencionadas.

Fue un gran éxito en su estreno en Japón, en gran parte por la venta del merchandising, y salvó a Ghibli de la bancarrota. Por suerte nunca se les ocurrió hacer secuelas ni películas que sigan exactamente el mismo patrón, no como otros grandes estudios de animación de este lado del planeta (ejem, ejem).

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Disfrutamos mucho de este refrescante y agradable paseo por el campo, pero ahora toca adentrarse en el pasado del país del Sol Naciente, y la primera película dirigida por la otra mente creativa del estudio: Isao Takahata. La vemos, la desmenuzamos, y si no lloramos mucho os contamos pronto por Cuatro Torbellinos Parlantes.

Travesía Ghibli #1: «Nausicaä del Valle del Viento»

A la hora de ver anime, muchos nos fijamos en el estudio que se encarga de animarlo. El staff de cada uno le da una impronta a las obras que pueden realzarla… o arruinarla. Madhouse, Bones, Gainax, Production I. G, entre otros son nombres que han hecho historia en la animación japonesa desde hace años, produciendo series, películas y OVAs inolvidables. Cualquier otaku que se precie le da importancia a la hora de ver un estreno a los encargados de darle vida a la historia, teniendo sus favoritos y algunos que no le terminan de convencer.

Pero vayámonos atrás en el tiempo, cuando Nippon Animation era el estudio que con su World Masterpiece Theater exportaba series basadas en clásicos de la literatura a Occidente. Detrás de Heidi, Marco y Ana de las Tejas Verdes estaban Hayao Miyazaki e Isao Takahata, que luego de colaborar anteriormente en Las aventuras de Horus, Príncipe del Sol (1968), forjaron una amistad y un equipo que más tarde los llevaría a crear el estudio Ghibli; ¿necesito contar el resto? Es un ícono de Japón, y acerca sus largometrajes incluso a audiencias no interesadas en los dibujos nipones. Clásicos de la animación, desde El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro o La tumba de las luciérnagas fueron concebidos aquí, y son obras que cualquiera que adore el anime (o incluso el cine) debería de ver.

El problema es justamente ese. Hay películas del estudio que en mi vida he visto, y hace poco he descubierto que no soy la única. Dariijosanatus (o Froaude) del blog Cuatro Torbellinos Parlantes, no ha visto ni una película del estudio. Como era algo que teníamos que resolver para limpiar nuestro nombre, venimos a comentar todos los films de la casa de Totoro, no sólo para disfrutar de sus producciones por primera vez, sino para animar a los que están en nuestra situación a unirse y presenciar los mundos creados por Miyazaki y compañía con nosotros.

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Vamos a empezar por una cinta de 1984, estrenada un año antes de la fundación de Ghibli, pero que fue necesaria para que el mismo llegara a existir, contando con el staff que luego lo integraría. El mismo estudio lo considera como parte de su filmografía, y los encargados de licenciar sus trabajos la incluyen al catálogo; así que era preciso empezar por aquí.

La caída de una civilización industrializada de hace mil años llenó la tierra de óxido y fragmentos de cerámica, que creó un bosque que se extiende por un páramo inmenso dentro del planeta y se encuentra lleno de hongos denominado ‘Fukai’, que desprenden esporas y emana un miasma que son mortales para la vida humana.

Nausicaä es la princesa de El Valle del Viento, uno de los pocos asentamientos humanos que han sobrevivido a lo largo de los siglos, viviendo en armonía y paz con la comunidad. Es una chica aventurera y sensible que tiene la capacidad de calmar a los Ohms, criaturas gigantescas con aspecto de insecto.

Este equilibrio se rompe con la llegada del reino de Tolmekia, liderado por la princesa Kushana, con un aspecto imponente y ambiciosa, que invadirá el pueblo de Nausicaä con un determinado fin.

Darijosanatus: Esta bloguera, Faelyan, cuando se embala, coge la velocidad y altitud de una ave, es imposible de alcanzar. Yo soy de ciencias, y aunque ésto no quiere decir que mi habilidad para expresarme por escrito no sea mala, creo que es obvio que no tengo la capacidad de escritura que puedan tener otros blogueros, sean las razones que sean, o quizás mi modo de escribir sea diferente a lo de los demás, lo cual puede crear bajo mi punto de vista una entrada bastante interesante y llena de ideas o un desastre, por la mala coordinación de ambos, mal entendimiento o lo que sea.

Como Faelyan dijo, es la primera película del ‘Studio Ghibli’ que veo, e incluso ni se considera oficial dentro del mismo estudio, pero puedo decir que he visto una película ya dirigida por Hayao Miyazaki, cuyas impresiones dejaré y/o dejaremos en segundo plano para más adelante. Siempre he oído a este nombre en la industria del anime, por sus películas, además del estudio de animación, yendo ambos nombres unidos, incluso se paró la producción del propio estudio por la retirada de Miyazaki según he leído y tal, pero este hombre es esa clase de persona, que en mi opinión, morirá mientras esté rodando una película, como muchos otros directores de cine me supongo u otro tipo de artistas.

Dejándonos de presentaciones, la historia nos introduce a una sociedad post-apocalíptica, con una tecnología más avanzada a la nuestra actual, debido a la caída de una gran civilización industrial que provocó graves consecuencias, dejando el denominado ‘Fukai’ que ocupa gran parte del planeta, una niebla espesa que es mortal para los humanos sin las debidas protecciones y que suele estar custodiada por ‘ohmus’, insectos gigantes que también son peligrosos para la propia supervivencia humana, sobre todo cuando son agresivos.

Las pequeñas poblaciones humanas que sobreviven en zonas donde el ‘Fukai’ no llegó a extenderse, viven con sus recursos, aunque realizando incursiones en este territorio, como la propia protagonista que da el nombre a la película y al manga en el que se basa, Nausicaä, princesa de ‘’El Valle del Viento’’ que recolecta recursos de siglos pasados que son de utilidad para sus habitantes.

Faelyan y yo, ella primero a mí, me comentó que el manga de Hayao Miyazaki, de la que se adaptó la película, ha de ser más extenso y que por ello algunas partes de la película puedan verse más apresuradas o mismamente recortadas, pero no es de esa manera; la película fue creada cuando el manga llevaba solamente 2 volúmenes publicados y terminó de publicarse en el año 1994, con un total de 7 volúmenes. Según he leído, el manga trata los temas que se dan en la película de una manera mucho más extensa, más profunda, con temas medioambientales más desarrollados y un mundo más desarrollado que el que hemos visto nosotros. Tuvo varios parones el manga por las diversas películas que dirigió o ayudó en parte estando en ‘Studio Ghibli’, por lo que la propia visión de Miyazaki cambió a lo largo de los años, así como sus ideas, pudiendo ser quizás el final del manga algo muy distinto a lo que nos encontramos en esta película, pero será algo que no profundizaremos demasiado, aunque si queréis ver más de este mundo o ver el propio desarrollo del manga, es muy recomendable que se lea el mismo. Yo quizás lo haga y puede que haga algo para mi blog o por dónde sea para el manga, pero no prometo nada.

La trama de la película puede ser un ejemplo de asignatura de lengua en la escuela o instituto de cómo realizar la introducción, el nudo y desenlace de una película. Es muy simple y no necesita de giros de guión inesperados, flashbacks o escenas colocadas de manera inteligente, aunque el primer recurso se usa, pero simplemente para describir la historia del propio personaje y algún suceso pasado. Rápidamente se va hacia el tiempo presente para seguir contándote la historia.

¿Esto que quiere decir? Que Hayao Miyazaki es un vago de manual… No, es broma, lo que quiero decir es que con toda la simplicidad con la que narra la historia de Nausicaä, su pueblo y el mundo que le rodea, por la propia calidad de las ideas, la fluidez con la que van pasando los acontecimientos, acompañados de una muy buena banda sonora y unos diseños gráficos que son alucinantes para la época en la que se dibujó y animó, es genial y te hace seguir viéndola desde el inicio hasta el final con ganas.

Esta obra tomó influencia de grandes clásicos, como son El Señor de los Anillos de Tolkien, la saga Terramar de la autora Ursula K. Le Guin o Anochecer de Isaac Asimov, pero este último más bien para el manga. El propio nombre de Nausicaä es tomado por La Odisea de Homero e incluso como dato muy curioso y muy cercano a mí por lo que estudié (Ciencias Ambientales) según he leído, a Miyazaki el desastre de la Bahía Minamata, que ocurrió por el vertido de aguas contaminadas, de altas concentraciones de mercurio, por fábricas y que provocó víctimas, no por la toma de la propia agua de la bahía, si no por la propia ingesta de peces y bivalvos (almejas) que son los que acumulan mayores concentraciones de mercurio (fenómeno de bioacumulación), con el que se inspiró para crear ese mundo tan tóxico de la película, el ‘Fukai’.

Incidiendo en el detalle medioambiental, hay un concepto que encontramos investigando un poco sobre el film, o más bien de la obra que ha ido realizando Hayao Miyazaki a lo largo del tiempo, lo cual no puedo aseverar porque no he visto más películas de él que ésta, que es el denominado ‘Animismo’, una creencia religiosa que se puede englobar dentro de una corriente filosófica o forma de pensar. Éste se define como la idea de que la propia naturaleza y/o propios objetos, tipo amuletos y demás, tienen consciencia propia y pueden actuar por su voluntad. En esta película, más bien se centraría en que los elementos naturales, ya sean las rocas, el agua o los propios ohmus poseen esta capacidad, que se puede observar bajo la perspectiva de la propia protagonista, Nausicaä, que posteriormente Faelyan describe brevemente su forma de actuar y la enorme sensibilidad que siente, tanto a las personas como a la propia naturaleza.

Es más, la película comienza con una recomendación de la WWF, el Fondo Mundial para la Naturaleza, lo cual deja ver o aclara aún más el mensaje que tiene la historia, pudiendo llegar a tener un objetivo de concienciar a los que vean la obra o de mostrar el importante tema naturalista que contiene la misma.

Faelyan: Como dice Darío, Miyazaki se ha inspirado en clásicos de la literatura para crear el mundo de Nausicaä del Valle del Viento. Crea así un universo evidentemente más amplio de lo que vemos en la cinta; que si se hubiera estrenado en la actualidad podría haberse vuelto saga de éxito fácilmente. Para lo que tenemos, no puedo evitar que la narrativa de ésta me recuerde a otro clásico animado de los ochenta: Akira, que usa más la baza tecnológica y su trama no tiene mucho que ver, pero que tienen tanto para contar que en un primer visionado uno se puede sentir abrumado de tanta información que te cuentan en cada escena, pero está mejor manejado que en otros casos, con escenas más pausadas que permiten seguir el ritmo. La segunda película que dirigió Miyazaki es totalmente disfrutable para todos los públicos. Cargada de épica, momentos más experimentales y un mensaje que no es pura moral ni pretende ser aleccionadora, esta obra resume muy bien lo que se puede ver en la obra de su director: la belleza de la naturaleza, con esos prados verdes y los cielos tan azules, la representación del viento, su pasión por la aeronáutica y el vuelo, protagonistas femeninas llenas de fuerza y carisma, además del uso de una tecnología que no parece de una época en particular. Es una excelente introducción a todo lo que a uno le viene a la cabeza cuando piensa en Miyazaki.

Es un relato que permanece vigente, pues no se trata precisamente de el humano contra la naturaleza, sino de los propios humanos y su tendencia a temer a lo desconocido, pelearse entre ellos y repetir errores del pasado, en este caso relacionado al descuido que hicimos y todavía hacemos del mundo que habitamos. También se centra en el equilibrio y la empatía como forma de resolver la injusticia, pues los humanos deben sufrir como los insectos para poder redimirse y ser perdonados para cambiar la situación.

Así como se nota la dificultad de adaptar una historia inacabada en un largometraje, los espectadores nos quedaremos con las ganas de conocer mejor a los personajes, que están bien planteados. Ninguno es realmente malvado, ya que sus motivaciones y conflictos son entendibles. Sin embargo, Kushana como némesis del pensamiento de Nausicaä queda bastante abandonada, así como Asbel, que me identifiqué mucho con su perspectiva.

     

Pero hablemos de la más importante, la princesa que da título al film. Cuando comentaba con Darío la película el me dijo algo que me dejó pensativa. Le daba la impresión de que Nausicaä era tal vez demasiado perfecta, tan valiente, idealista y heroica. Puede ser que sea un personaje que está diseñado para ser un modelo a seguir; sin embargo, también es bastante incomprendida a lo largo de la película. Adora la vida natural, y puede hablar de los ohmu y el fukai sin que nadie intente entenderla. Los personajes de otras ciudades, e incluso la gente del Valle del Viento – que la adoran por ser su princesa – en ocasiones no saben como tomársela. Lo realmente admirable de ella es que a pesar de no poder compartir con nadie esa visión que tiene del mundo realmente se esfuerza para que haya paz en ambas especies. Siempre hace algo, resolviendo problemas constantemente, a veces dejándose llevar fuertemente por sus emociones. Tampoco es completamente pacifista, pues usa notablemente la violencia ante un hecho que le afecta, cosa que no deja de hacerle sentir culpabilidad y, aunque llore seguido por ver tanto sufrimiento, está muy lejos de ser parecida a los personajes femeninos a los que estamos acostumbrados, que van a la lágrima fácil o pasan la mitad de la trama protestando sin tomar partido en lo que les rodea, lo que demuestra que el film no ha envejecido después de más de treinta años.

Sin lugar a dudas el aspecto audiovisual es algo por lo que también es imprescindible ver esta obra. A pesar de que no tenga una animación tan fluida como las películas ya producidas por el estudio, las escenas de vuelo siguen siendo increíbles, y el detalle de los fondos, de colores suaves, es impresionante. Se aprecia el trabajo duro que hay sobre todo en el clímax, con todo lo que sucede en el mismo. Todo está realizado en forma tradicional, y no deja indiferente el esfuerzo puesto, dada nuestra época, en la que fácilmente se recurre al uso de CGI para fondos y demás.

Asimismo, es un largomentraje en el que no sólo trabajaron futuros integrantes clave de Ghibli, sino que participaron como animadores figuras tan reconocidas como Hideaki Anno, trabajando en la escena del Dios Guerrero.

Algo a destacar es el diseño de los ohmus y de las naves usadas por los humanos, similares a los insectos (ya que no existen aves en este mundo). Nuevamente se nota la pasión del director por la aeronáutica, y es algo que le aporta cierta identidad a la obra.

Con los años, las remasterizaciones del filme han distorsionado los colores en ciertas escenas, por lo que, en la versión que hemos visto, parecía que al comienzo Nausicaä no llevaba pantalones. Nos ha distraído un poco, a decir verdad, durante los primeros minutos. Luego, investigando, nos dimos cuenta de que era un problema de la reedición. Lo mencionamos para avisar a los que les llegue a pasar lo mismo cuando disfruten de la película.

Luego está la banda sonora, que se trata de la primera colaboración de Joe Hisaishi con Miyazaki. Me costó reconocer que era un trabajo suyo, pues no adoptará aquí sus armonías características. Con canciones llenas de épica, toques medievales y ritmos electrónicos totalmente ochenteros (que funcionan extremadamente bien como parte de la ambientación post-apocalíptica) es un soundtrack completo, con un tema principal memorable. A su vez el requiem se ha convertido con los años en parte de numerosos memes, siendo una mezcla curiosa entre perturbadora y encantadora.

Darijosanatus: Como primera película ghibliana que veo, me resulta bastante complicado decir algo al respecto de forma personal, más que nada por la cantidad de fans que hay de sus películas y que pueden saber mucho más que yo. Ambos coincidimos en que es una película de animación japonesa que cualquier otaku que se precie debería ver, le guste más o menos, y es una recomendación tanto como película en sí como para conocer más del universo creado por Miyazaki y su estudio de animación.

En mi opinión, y a decepción de los más fans, Nausicaä del Valle del Viento no me ha podido llegar tanto como a ellos, más bien por la simpleza de los personajes, con los cuales no logro empatizar, salvo con Nausicaä un poco, pero igualmente es un personaje que parece más un ideal que una persona de verdad, de ahí que no logro identificarme con ella como con personajes de otras obras, que son más humanos, de los cuales puedo decir ejemplos a patadas, como Kenzo Tenma de Monster, Yang Wenli de Legend of Galactic Heroes, o algunos más conocidos como pueden ser Luffy de One Piece o Izuku Midoriya de Boku no Hero Academia.

En contraparte, y por eso seguiré viendo más de la filmografía de ‘Studio Ghibli’, su universo junto a las ideas que propone y la narración tan amena y fluida que se da, me han gustado, porque no llega a ser, al menos en este caso, una historia rocambolesca ni incoherente de guión con lo que quiere contar el propio autor de la obra. Es una historia muy bien estructurada, narrada y que no se te llega a ser pesada en ningún momento, por lo que de mi parte os animo a que la veáis para que le déis una oportunidad a toda su filmografía.

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Quizás conforme vaya viendo más empiece a coger un gusto mayor por las películas, y por esta misma, pero por el momento no me puedo declarar fan de ‘Studio Ghibli’.

Y para terminar, ya lo dije en parte, su banda sonora junto a su diseño gráfico son geniales, en serio, nos ha costado elegir imágenes para añadir a la propia reseña porque es que de verdad, se puede hacer captura de pantalla a cualquier paisaje que veas dentro de la propia película. La banda sonora la escuché ayer por la noche mientras discutíamos o conversábamos que queda más bonito con Faelyan, y es preciosa también.

Una obra totalmente recomendable, pero quizás a mí los mundos de ciencia ficción y fantasía no me llegan a gustar, casi ninguno, así que no quiero que mi opinión os coarte a la hora de ver esta película porque es muy buena.

Faelyan: Concuerdo en la recomendación de Darío, es una historia sólida que merece al menos una oportunidad, aunque su protagonista se coma al resto en pantalla. Así como expresé antes, a mis ojos es una excelente heroína, totalmente entretenida. Plantea un mundo fascinante en el que queremos saber lo que va a pasar y en el que nos vemos inducidos por un ritmo estable y unos diseños maravillosos. Es una obra esencial para conocer a Miyazaki en estado puro, con toques de la época que la vuelven irresistible. Me ha sorprendido gratamente.

Y esas fueron nuestras impresiones de la primera película en esta travesía sobre las películas de Ghibli, que recién comienza. Próximamente comentaremos El castillo en el cielo en el blog de Darijosanatus, Cuatro Torbellinos Parlantes, que deberían revisar. Esperamos que hayan disfrutado leyendo tanto como nosotros escribiendo y esperamos que nos cuenten su opinión de ésta y las demás cintas. Hasta entonces, ¡a ver anime se ha dicho!

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