Bien, sabemos que mayo pasó hace rato. Pero no ignoré esta encuesta que publiqué en Twitter, así que en esta ocasión por la voluntad popular llega la demografía josei a la sección. Generalmente en estos animes, dirigidos a mujeres y no a chicas como los shōjo, sus personajes pasan por las penurias de la vida cotidiana de un adulto: trabajan, tienen relaciones más íntimas y a veces se pueden ir por el lado erótico. Para muchos más maduro, y para otros un despropósito a la hora de representar ciertas situaciones, los animes enmarcados aquí también tienen sus parejas, acorde a su registro y estilo.
Una autora de manga josei muy afamada es Ai Yazawa, una de mis favoritas, conocida mundialmente por Nana. Sin embargo, al ser una obra sin terminar, no creo que pueda hablar mucho de ella en esta sección. Además que tiene bastantes capítulos y ninguna de sus parejas me atrae por el momento como para escribir al respecto. Es un imprescindible del género romántico sin lugar a dudas, pero en esta ocasión prefiero revisar la adaptación animada del anterior trabajo de la mangaka. Paradise Kiss no sólo es más corta, sino que también tiene aspectos a destacar. Aunque el pasaje a la pantalla de la mano de Madhouse no para de decepcionarme, con un presupuesto acotado que degrada la narración, recorta escenas y deja a su historia mal parada al lado de la adaptación de Nana hecha por el mismo estudio. Pero aquí nos centramos en lo que a anime se refiere, por lo que tendré que obviar la presentación de los eventos que hace la historieta. Así que recomiendo al que no le haya convencido esta serie de doce capítulos que pruebe a leer el material original, que no se va a arrepentir y seguramente valorará tanto a Yukari como a Nana y Hachi, aún con sus diferencias.
Me disculpo de antemano si para muchos esta no es una serie para calificarse josei. Admito que fui algo rebuscada escogiendo una obra basada en una historia de Yazawa, pues muchos no se ponen de acuerdo en cuanto a denominar a su trabajo como shojos o joseis. Hacía mucho tiempo quería revisionarla, y probablemente me precipité a la hora de considerarla como un anime correspondiente a dicha demografía. Ahora sí, procedo con la entrada.
Yukari «Caroline» Hayasaka es en muchos aspectos una protagonista a la que estamos acostumbrados. Una adolescente entre la secundaria y la universidad que se debate entre lo que sus padres le exigen y lo que ella quiere hacer, sin saber a ciencia cierta qué es lo que desea. Quejumbrosa en un principio, su vida va a dar un vuelco cuando se tope con un grupo de excéntricos estudiantes de diseño de moda, que quieren que haga de modelo en un importante desfile de la escuela.
A medida que avanza la trama, va a ir tomando decisiones, rebelándose, descubriendo quién es y a dónde se dirige. Por más que esta trama de coming of age con una personalidad como la de ella nos suena bastante, a mí me ha resultado imposible no conectar con Yukari. Pretende ser firme, y abrirse un camino por su cuenta sin tener realmente una idea. Pero, ¿quién la tiene de veras en esa época? Salir de las cuatro paredes de un colegio donde pasas todo el tiempo para adentrarse al mundo adulto no es sencillo, sobre todo cuando pasas de estudiar por obligación a ser relativamente libre. Es un conflicto por el que todos pasamos de alguna forma, aunque sea incómodo darse cuenta de que hemos tenido las actitudes tan inmaduras que tiene la protagonista.
A priori parecería que Jouji «George» Koizumi tiene todo claro, en oposición a Yukari. Un apasionado por la moda, que tiene talento para diseñar y que desprende labia y glamour allá por donde va, provocando tanto a hombres como mujeres; pero a medida que avanza la trama nos daremos cuenta de que en su vida tiene situaciones que lo conectan con lo que le sucede a su modelo. Añadiría algo más, pero en el anime le quitan su aspecto cómico y le restan expresividad.
Me he dado cuenta de que George no es un personaje popular, ni dentro de Paradise Kiss ni para los que nos gustan las publicaciones de Yazawa, y no termino de entender por qué. Muchos lo consideran frívolo, manipulador o egoísta; cosa que no es tan así. Hay partes de la serie en la que se muestra más abierto y cálido, además de que si comparamos al peliazul con otros masculinos creados por la mangaka encontraremos a caracteres más desagradables como Takumi, o infantiloides varios. Para mí es un buen equilibrio de todo lo bueno y lo malo de los hombres de las historias de esta señora. Más atractivo y provocador que los tímidos compañeros de aula de un romance escolar y más caballeroso y galante que los protagonistas de joseis más subidos de tono, por no decir ecchis camuflados. Tampoco ello implica que sea de mis personajes favoritos, y de hecho como parte de un romance tiene aspectos que están lejos de ser ideales, pero dado su trasfondo y el escenario de la serie tiene un proceder algo comprensible.
En mi opinión, el romance no es el elemento principal de esta obra; el centro es el crecimiento de Yukari, el encuentro con estos personajes que también lidian con situaciones que marcaron sus infancias y el construír el propio camino en un ambiente no tradicional en la ficción. Por lo tanto, la historia no va a intentar mostrarnos momentos compartidos por éstos dos para que no podamos esperar a verlos juntos. Su atracción física y su consecuente acercamiento no le pregunta al espectador, porque es una parte necesaria para que los engranajes empiecen a funcionar. George es tan atractivo para Yukari como lo es el meterse en el grupo como modelo: supone rebeldía, desobediencia, probar que es una mujer madura accediendo a todo lo que su madre rechazaría rotundamente. La transición de pasar de su amor platónico por Hiro – un estudiante ejemplar y correcto – al provocar a un tipo transgresor como el peliazul es la principal muestra de ello al comenzar.
A raíz de esto veremos que entran en un cliché bastante molesto. Un grupo de personajes le advierte a nuestra protagonista que George no le conviene, que no puede hacerla feliz, y casi se van para la pila de parejas «chico malo – chica buena» que suelen adoptar series que quieren hacerse llamar «maduras». Menos mal que no se queda allí, pues no se podría decir que Yukari es buena o pura en términos de estereotipos. Afortunadamente, no aplican en este los títulos de tsundere, kuudere, u otros arquetipos a los que el anime de romance nos tiene tan acostumbrados.
Aclarando que va a haber spoilers considerables, hay que tener en cuenta que esta pareja está destinada a separarse casi desde el principio. Lamentablemente la animación no logra trasladar la expresividad de los personajes en el manga, pero de todas maneras se percibe cierta lucha que llevan adelante para mantenerse juntos. Son personas que provienen claramente de mundos muy diferentes, aunque ambos se vuelquen en la industria de la moda. Es un entorno que no los favorece, pues Paradise Kiss no es una historia sobre cumplir sueños (al menos no en el sentido que tenía Nana en un comienzo, por no salirme del ámbito de la animación japonesa) por lo que no los veremos apoyarse mutuamente para hacerse hueco en este mundillo tan intricado, superficial y volátil.
Esto deriva en el que es para mí el punto principal: la falta de comunicación presente durante todo el desarrollo de la historia. Creo que el comienzo está bien manejado, en cuanto a una atracción bastante clara. Pero a medida que pasan los capítulos las cosas no hacen si no empeorar. No establecen un vínculo de confianza lo suficientemente fuerte, y eso puede generar la antipatía de muchos. Sin defender a capa y espada la serie, es sabido que no cuentan con los elementos como para poder hacerlo, por lo que es de esperarse que este problema ocurra. George está obsesionado con encontrar a una mujer diferente de su madre, y Yukari se debate entre su independencia y seguir un modelo idílico de pareja, el cual se va a ir dando cuenta de que no existe. En ese sentido, se podría decir que hay un comentario interesante, respecto a las expectativas que uno puede tener entorno al romance, pero no está tan explotado.
Aún asi considero que tienen cierta química, y a pesar de los molestos malentendidos se nota que se preocupan por el otro ¿Es suficiente para querer que perduren juntos? Para nada.
Llega el momento de hablar del elefante en la habitación. El final es una parte fundamental de este anime, y es una lástima que no muestren los eventos tal como en el manga. De todas formas, ciñiéndome a la adaptación de Madhouse, Paradise Kiss tiene una pareja interesante. No porque su historia o sus momentos sean atrapantes o simpáticos en particular, sino por el adiós que tienen que decirse. No será el mejor, pero pensando en series de romance accesibles a un público juvenil si aporta un tono realista muy necesario. Yukari y George son disfuncionales como dúo, y por ello su farsa envuelta en terciopelo debe terminar. Es un cierre agridulce que gustará más o menos, pero me hace recordar más a la modelo y el diseñador que a otros adolescentes que apenas se declararon en las aulas. Sentimos el dolor de Yukari con la partida del peliazul, pero es un mal que simplemente sucede, como tantos otros en la vida. Nunca he escuchado a nadie quejarse de este final. Al contrario, muchos reconocen que mejora una serie que con otra conclusión no destacaría.
He intentado modificar un poco la estructura tan rígida de las anteriores entradas de esta sección, que necesitaba modificaciones urgente.
¿Hay alguna pareja que quieres ver comentada por aquí? No dudes en mencionarla en los comentarios.