Favoritos 2018

Sí, voy a empezar esta entrada diciendo lo mismo que todo el mundo: ¡este año ha pasado volando! ¿Con qué más puedo comenzar? Apenas pude publicar unas entradas, no completé la maratón DreamWorks ni analice doce parejas. Los meses volaban, y cuando me senté a escribir la Vorágine de Halloween ya hacía días pasó la noche de brujas. Lo mismo con los animes de temporada, no los disfruté mientras se emitían y menos me puse al día cuando ya estaban finalizados. Fue complejo compaginar el hobbie, el blog y mi inicio en la universidad, por lo que no podré hacer esos tops de destacados del año.

A pesar de tanta desventura con el calendario, he visto películas, animes, escuchado música y leído lo suficiente para echar la vista atrás y comentar por aquí lo más memorable, obras que me quedarán en la cabeza por mucho tiempo y que merecen ser recomendadas. Algunas ya las conocerán si fueron leyendo las publicaciones «mensuales» de los mix, y otras (qué sorpresa) ni me dio tiempo a reflexionar para exponerlas como es debido. Así que aquí van mis preferidos que haya descubierto este pasado 2018 a modo de resumen de mi año en términos de entretenimiento.


Coco (2017)

Recuérdame, no llores por favor.

… Ya estoy llorando.

Poco he visto de lo que la Disney y Pixar han estrenado en la gran pantalla este año. Siempre que quise aprovechar el tiempo libre para ir a la sala de cine, ya era demasiado tarde, las habían quitado de la cartelera. Siendo honesta tampoco me llamaron la atención lo suficiente como para preferir sus films a cualquier otro, a excepción de esta película.

Si bien la historia tiene muchos elementos ya vistos, y giros bastante predecibles en general, estéticamente es brillante. No soy una devota del 3D, y creo que la dupla Disney/Pixar está rozando una monotonía con sus diseños bastante decepcionante. Sin embargo, la ambientación ayuda mucho a que Coco llegue a destacar. La presentación de México, sin ser tan innovadora, es atractiva, interesante y no se siente como un homenaje a medias.

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Además que tenemos a Pixar haciendo lo que mejor se les da: construír momentos que producen emociones muy fuertes. Nuevamente traen una historia protagonizada por humanos, y no pudo funcionar mejor. La rebeldía de Miguel aprovechada para hablar de la familia, el olvido, el éxito y el perdón cuando se llega al último acto de la cinta sin por ello aleccionar a la audiencia de manera lisa y llana. Se permite reflejar la complejidad que adquieren este tipo de relaciones de una manera que podría funcionar sin la existencia de un villano (Ernesto de La Cruz es lo peor de la película sin lugar a dudas).

Los temas alrededor de los que gira, el abordaje aprovechando la locación los he apreciado más en el segundo visionado. No es una visagra de la animación, pero está bien contada. No la considero una obra maestra, pero los sentimientos a los que apela y su maestría audiovisual bastan para que se vuelva de mis favoritas de este año.

Monthy Pyton

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Para los lectores no debe ser novedad esta mención. Y es que descubrí el trabajo de este legendario grupo y no puedo sino recomendarlo. No por ello aseguro que guste, ojo. Es humor ligado a la tradición británica, que a veces es ininteligible para quien no está familiarizado con su idiosincracia. Como cualquier chiste, depende del espectador si le da gracia, pero Monthy Python’s Flying Circus dejó una impronta tan perceptible en la comedia Occidental (sobre todo televisiva), y el humor satírico de Life of Brian o Monthy Python’s Holy Grail, que compagina cuestiones sociales con parodias de géneros cinematográficos son imprescindibles para cualquiera interesado en la cultura popular. A veces muy surrealista e irreverente, otras muy ligado a su época, crearon un sello tan distintivo que pythonesque es un adjetivo reconocido en inglés.

Si les gusta el cine, la comedia, o incluso la cultura pop, consideren imprescindible ver algo de los Python alguna vez. Eso sí, no empiecen por The Meaning of Life.

Mary Poppins (1964)

Prácticamente perfecta en todo.

Hay películas que uno, las haya visto mucho o no, pertenecerán siempre a la infancia. Eso no quiere decir que si uno las vuelve a ver no descubra aspectos más bien dirigidos a adultos que antes no eran perceptibles a nuestros ojos jóvenes. Pero son obras que son nostálgicas, en el sentido de que nos hacen sentir como si fuéramos niños otra vez, que captan esa noción del tiempo tan diferente que teníamos en nuestros primeros años de vida, además de las explicaciones del mundo distintas a las que nos querían decir nuestros padres y profesores.

Todo el mundo tiene en mente ciertas ficciones si leen esa descripción, a los que les tiene muchísimo cariño. En mi caso, ese perfil corresponde a Las aventuras de Winnie the Pooh pensando en la animación y Mary Poppins teniendo en cuenta la imagen real. (Casualidad o no la música de ambos estuvo a cargo de los hermanos Sherman).

Por supuesto, no he descubierto este film en el 2018. Cuando era pequeña mi madre me regaló el DVD cuando le había pedido el de Heidi. No recuerdo que haya sido de mis predilectas de la infancia. Pero las canciones y ciertas escenas quedaron en mi mente. Este año se iba a estrenar una especie de mezcla entre secuela y remake, por lo que quise revisitar esta película, considerada por la gran mayoría como un auténtico clásico, y de las mejores de la compañía Disney.

 

Tras tanto tiempo sin verla, puedo decir que me ha encantado. El aspecto artístico, aunque algunos efectos envejecieron bastante, es impecable y mágico. Los fondos pintados a mano, las tomas de Londres de principios de siglo XX, el anochecer en los tejados. Son escenas que a todos nos gustaría visitar. Si sumamos eso a la música encantadora y pegadiza, que por cierto no se toma en serio a casi ningún personaje adulto, tenemos una obra audiovisual maestra.

No contenta con eso, Mary Poppins cuenta con actuaciones sumamente enérgicas y carismáticas, sobre todo de Julie Andrews y Dick Van Dycke. Hacen que el paseo que supone la historia sea tan divertido, que de vez en cuando dan ganas de volver a este mundo que entre la parodia, la magia y esos momentos tan espectaculares que tiene, se queda contigo. ¿Qué mas puedo decir de este film? Supercalifragilisticoespialidoso.

Once (2007) y Sing Street (2016)

Aún me falta una cinta para ver completa la filmografía de John Carney, un director irlandés cuya filmografía siempre gira alrededor de la música, pues él mismo es músico. Aún así, creo que con estas dos alcanza y sobra para saber las características de su trabajo.

Ambas tienen protagonistas que encuentran en la música el medio para expresar todos los sentimientos y sensaciones que no pueden decir con simples palabras, y que con ese descubrimiento buscan hacerse un sitio en la industria. Hay escenas que se disponen de forma parecida (pienso en los ensayos de los grupos, con padres que les llevan algo para comer mientras disfrutan de lo que hacen). Pero hasta ahí las similitudes. Y es lógico, no tanto porque Once sea una película independiente que roza lo casero y Sing Street sea mucho más comercial. En mi opinión, las premisas toman distintos caminos por la edad de los personajes y sus vivencias. Mientras que en la primera, los protagonistas que no tienen nombre están buscándose la vida como pueden mientras intentan vivir con un pasado que los acecha; la segunda refleja la ilusión del primer amor y el valor de la familia y los sueños en la adolescencia. Es lógico que entonces los tonos de Sing Street sean más edulcorados, idealizados, cargados de la influencia que tienen los videoclips y el cine en la mente de Connor. Todo lo contrario que su antecesora, que no deja de ser tierna, pero su honestidad añade una carga amarga y realista.

¿Por qué las estoy agrupando es este puesto entonces, si en líneas generales son obras que dejan un sabor de boca diferente? Carney sigue siendo el artífice de ambas, y aunque los medios que emplea en cada una son distintos, hay una sinceridad que desprenden las dos que es cautivante. Es sabido que al escribir tanto Once como Sing Street, añadió aspectos autobiográficos. Asimismo, los actores son en su mayoría desconocidos, siendo sus primeros trabajos para el cine, y todos músicos (se agradece tener escenas en las que se nota que están tocando realmente los instrumentos y no aparentando). Todo eso ayuda a sentir menos una manipulación – bastante común en géneros como el romance o el coming of age – y más una historia orgánica, verosímil, con las emociones a flor de piel y una pasión por la música totalmente presente.

HunterXHunter (2011)

Monstruos temibles, criaturas exóticas, vastas riquezas, tesoros ocultos, mundos de demonios, tierras inexploradas.

La palabra «desconocido» contiene magia, y algunas personas increíbles son atraídas a esa magia.

Ellos son conocidos como cazadores.

Bien, aquí estoy haciendo un poco de trampa. Todavía no he terminado este anime remake del manga de Yoshihiro Togashi a cargo de Madhouse. Sin embargo, he visto lo suficiente como para disfrutarlo infinitamente. Voy con calma, pues es un camino largo que quiero apreciar. No diré mucho más porque aún no la he finalizado como para tener impresiones generales, además de que le voy a dedicar una reseña completa. Simplemente estoy encariñada con sus personajes, y deseo ver más aventuras de Gon y compañía.

Los comienzos del Studio Ghibli

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Si siguieron la pista de este blog durante el año, quizá hayan visto que comencé junto con Darijosanatus, del blog Cuatro Torbellinos Parlantes una travesía por la filmografía completa del estudio liderado por Miyazaki y Takahata, dos de las mentes creativas más aclamadas de la animación japonesa. En el 2018 hemos llegado a ver cuatro películas de su haber: Nausicaä del Valle del Viento, El Castillo en el Cielo, Mi Vecino Totoro y La Tumba de las Luciérnagas.

Todos derrochan personalidad, estilo, personajes entrañables y registros diferentes. Si tuviera que destacar los que más me marcaron han sido las que componen la dupla que se estrenó hace treinta años: las aventuras de Satsuki y Mei con Totoro en el campo y el sufrimiento por la guerra de Seita y Setsuko. Dos historias absolutamente opuestas (y de cierta manera complementarias, si uno piensa en la dinámica de los protagonistas) que te llegan al corazón. Visualmente asombrosas, son joyas de la animación que cambiaron la perspectiva que tengo del medio. Si nunca las han visto corran a verlas, porque ambas son una experiencia que no se pueden perder.

Sin desmerecer por supuesto a la apocalíptica Nausicaä… con una protagonista de la que me gustaría haber visto más y la fantástica El Castillo en el Cielo, que te lleva por una aventura por los aires excitante.

A Place Further Than the Universe

Dentro de los escasos animes estrenados este año que he visto, esta producción de Madhouse dirigida por Atsuko Ishizuka ha sido mi favorita. Arrancando a la par que el 2018, dejó el estándar sumamente algo para que otra la desplazara. Nadie esperaba mucho de una serie aparentemente del montón de un grupo de chicas adolescentes que quieren ir a la Antártida. Semana a semana fue conquistando a la comunidad otaku, con la amistad tan enternecedora que gesta entre las protagonistas, los obstáculos y las emociones que van surgiendo con las que muchos nos identificábamos, además de momentos cotidianos en los que se desarrolla una dinámica entre los personajes creíble y entretenida a partes iguales.

Sin hacer uso del fanservice ni peleas forzadas para meter conflicto, Sora Yoori mo Tooi Basho es uno de los mejores títulos que el estudio Madhouse ha animado en el último tiempo. Ojalá que también otorgue un giro en las series cute girls doing cute things plagados de moe.

Gravity Falls (2012)

Al menos una vez por año intento hacerme un hueco para la animación occidental, que actualmente viene cosechando numerosos éxitos con humor inteligente y mundos sumamente creativos. Esta vez fue el turno de esta serie de dos temporadas creada por Alex Hirsch para Disney Channel.

En contra de todo prejuicio que uno puede tener para con la cadena de televisión que la emitió, Gravity Falls es un gran serie que puede disfrutar desde un niño a un adulto. Con sus referencias culturales, parodias, homenajes, humor y personajes que rara vez son queribles en series para toda la familia. Los hermanos Dipper y Mabel son excéntricos, inteligentes cuya relación de hermanos está excelentemente ejecutada y sus aventuras juegan con el absurdo en un pueblo que, para el final, uno sabe que va a extrañar.

Los escenarios y los secundarios están bien construídos. Y es divertida de principio a fin, permitiendo que incluso los villanos más amenazadores te produzcan carcajadas.

El estilo de dibujo que tiene no me llamó la atención en un inicio, pero coincide con la naturaleza de la serie, además del uso del color y las formas bastante interesante. Es una carta de amor a los frikis irresistible, una de las mejores de la década.


Y esos fueron mis favoritos del 2018, que no dudaría en ver otra vez en el futuro. Fue un año en el que no dediqué tanto tiempo a la ficción como hubiese querido, pero que cada minuto que pude ponerme con ello fue un deleite. Que tengan un buen comienzo de año, espero que Vorágine de Palabras pueda seguir creciendo regularmente este 2019. Nos leemos.

4 comentarios en “Favoritos 2018

    • ¡Feliz 2019, Coremi!
      Me alegro mucho de que Once sea de tus favoritas, es una joya que no debe pasar desapercibida. Te recomiendo Sing Street, que es bastante diferente pero aún así es buena.

      Ya me contarás cuando veas La Vida de Brian, creo que te vas a reír un buen rato.

      Nos leemos 😀

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  1. Haciendo uso del refranero español, no te metas en camisa de once varas, con lo de Soramori. Como el buen otaku que soy, y pejiguera, tiquismisquis, pedante o el adjetivo que me quieras poner, te lo digo, que pese a que no haya visto el anime y tal, ha habido buenas producciones de Madhouse en todo este tiempo. Este estudio de animación siempre saca algo bueno, y en este caso Soramori despuntó por algo que desconozco todavía porque no la he visto, pero supongo que intuyo. Ojalá la vea cuando tenga tiempo de tranquilidad, etc.

    Y la Vida de Brian la vi en una clase de religión precisamente cuando estaba en el instituto, si no recuerdo mal, o quizás de filosofía (probablemente de esta asignatura), aunque si hubiese sido de religión, habría sido gracioso porque es toda una parodia a lo que es la religión cristiana católica, la época de los romanos con Jesucristo, a la biblia o algo así. Si me equivoco dímelo. Probablemente lo hayas dicho en alguna entrada anterior, así que me rediriges allí que soy un vago de cuidado.

    Y Gravity Falls es un serie de animáción ¿estadounidense? que le gustó mucho a mi amigo y me recomendó, aunque nunca me llamó la atención a mí. Ni idea de porque.

    Y a ver, y a ver cuando continuamos la travesía, que sí está estancada no es por culpa de la autora de este blog, ¡es por mi culpa, eh, no le echéis culpas ni nada que me enfado! >__<

    Ya te dejo en paz, Fae, pero dejarte en paz el senpai, complicado.
    ^^

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    • A ver, que diga que SoraYori sea una de las mejores producciones de Madhouse en el último tiempo no implica que sea la mejor. Conozco varios de los éxitos que tuvo durante esta década y no dudo de su calidad. Deberías verlo, sentir la experiencia emocional que supone y luego deliberar tu punto de vista. El mío es ese, y puede haber gente en desacuerdo.

      Te recomiendo Gravity Falls, aunque debes saber que es un registro completamente distinto al anime. A mí me ha entretenido a raudales y me encariñé mucho con el mundo que construye. Es estadounidense, sí.

      Gracias por el revisionado del blog, te espero para la travesía, y los lectores también 🙂

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